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El recao de Binéfar: un guiso aragonés que reconforta el alma

Scopri il recao de Binéfar, un guiso aragonés che scalda il cuore.

La esencia de la cocina aragonesa

La gastronomía aragonesa es un verdadero tesoro que refleja la historia, la geografía y las tradiciones de esta región del noreste de España. Conocida por sus platos contundentes y sabrosos, la cocina aragonesa ha sabido aprovechar los recursos locales y adaptarse a las estaciones del año. Uno de los platos más emblemáticos y reconfortantes, especialmente durante los fríos inviernos, es el recao de Binéfar.

Un plato con historia

Originario de la localidad oscense de Binéfar, este guiso destaca por su sencillez y riqueza nutricional. Su nombre proviene de la provisión diaria que se lleva del mercado a las tiendas, simbolizando ‘todo lo necesario’. La cocina aragonesa se caracteriza por su autenticidad, reflejando la esencia de una tierra de interior. Platos como el ternasco asado y las migas a la pastora son ejemplos de recetas que han pasado de generación en generación, manteniendo viva la tradición culinaria de la región.

Ingredientes y preparación del recao

El recao de Binéfar es un plato de cuchara que combina ingredientes humildes pero nutritivos, como las judías blancas, el arroz y las patatas. Su origen se atribuye al cocinero Teodoro Bardají, quien en 1922 publicó la receta en la revista culinaria «El Gorro Blanco». A diferencia de otros cocidos españoles, el recao se centra en ingredientes vegetales, prescindiendo de productos cárnicos en su versión original.

Para preparar este delicioso guiso, es fundamental dejar las judías en remojo la noche anterior. Luego, se cuecen en una olla con agua, cebolla, ajos y laurel durante una hora a fuego lento. Después, se añaden las patatas en trozos y se cocinan por 15 minutos más. Finalmente, se incorpora el arroz y se deja cocer otros 15-20 minutos hasta que esté tierno.

Trucos para una mejor digestión

Para reducir los gases que pueden producir las alubias, existen varios trucos tradicionales. Uno de los más eficaces es dejar las judías en remojo durante al menos 12 horas. Durante la cocción, es recomendable darles un hervor durante unos 10 minutos, desechar esa primera agua y comenzar de nuevo con agua fría. También se puede «asustar» las judías añadiendo un poco de agua fría cuando empiezan a hervir, lo que ayuda a que se cuezan mejor y sean más digestivas.

Incorporar especias como comino, hinojo o laurel no solo mejora el sabor, sino que también ayuda a reducir la producción de gases. Para aquellos que siguen teniendo problemas digestivos, triturar las judías en forma de puré puede ser una excelente opción. Además, es importante evitar combinarlas con otros alimentos flatulentos, como el brócoli o las bebidas gaseosas.

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